Vivimos en una sociedad, la capitalista, democrática y occidental, que genera dentro de sí ciertos cambios. Casi se podría decir que está permanentemente en transformación, y que estos cambios son muy rápidos, y hasta cierto punto definitivos. Un vicio del que no están exentos ni los sociólogos, ni los historiadores, ni los periodistas, ni nadie que se dedique a observar la sociedad es el de pensar que vivimos la época más decisiva de la historia de la humanidad, o la más catastrófica. Sigue leyendo